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miércoles, 25 de febrero de 2015

Riendas de la vida

Creo que ha llegado la hora, ahora o nunca, pero no puedo perder más tiempo. Toca recuperar mi vida, tomar las riendas, se decía convenciéndose de que debía de poner un nuevo rumbo a su vida.
Creemos que la vida es lo suficiente larga para hacer realidad todos nuestros sueños pero no es así, una nunca sabe cuándo va partir de aquí para siempre. Al principio todo pasa tan lento pero luego todo avanza demasiado de prisa más de lo que uno desearía. Si a eso le añadimos que a medida que avanzamos la vida nos enseña que no todo va salir como uno quiere y que hay sueños que se quedaran en eso, en sueños, otros por suerte llegarán a su meta.

Pero debemos vivir, si, vivir es disfrutar, es luchar, es tomar conciencia de lo que queremos para nosotros y para lo que lo queremos.

Pero te confieso que a pesar de todas esas nociones teóricas, se encontraba perdida en esta vida, sin saber qué rumbo coger, pero se veía en la obligación de tomar las riendas de su vida. En experimentar una vez más, y ya no se podía permitir equivocarse de nuevo. Pero si en realidad volvía a ocurrir de nuevo no abandonaría a la primera de cambio, llegaría al final y vería si había  merecido la pena o no equivocarse.

Era la hora de dar el primer paso, y pasito a pasito volver a recuperar la ilusión, y lo más importante su vida.

domingo, 15 de febrero de 2015

¿Miedo a cambiar?

Y como siempre el miedo se apodero de nosotros, y lo que pudo ser no fue. Hospedamos el miedo a lado de nuestra comodidad, sin saber que nuestra comodidad también es un enemigo que nos acompaña. 
 Que si, que ya lo sé, que la comodidad es necesaria, pero en exceso nos produce problemas serios, hace que no avancemos al progreso.

Lo rutinario se vuelve una enfermedad que te persigue y no se va, si tú no decides abrir las ventanas y llenar de aire nuevo tu vida y hacer que funcionen los engranajes de nuevo. Y para que haya cambio hay que arriesgar, es la única manera de saber si va funcionar o no. Y además te digo que de todo se aprende, tanto si las cosas tiran a mal, o a bien, y como tenemos el control de hacer que todo cambie solo tenemos que volver fijar otro reto.


Pero es cierto que siempre nos da miedo a cambiar, a salir de nuestra zona de confort, aventurarse como si fueras un chiquillo de quince años haciendo locuras y no atendiendo a razones. Le prestamos más atención al miedo que a las sensaciones que podemos obtener si dejamos a este de lado. Y no arriesgamos, no somos valientes dejamos que pase el tiempo sin hacer nada, sin esforzarnos por lo que realmente queremos en vez de dejarnos llevar por la aventura. Y un día al final te das cuenta de que no eres quien quiere ser, o nos has hecho lo querías hacer, o cualquier otra cosa que te cree insatisfacción personal, y todo ello porque tus emociones te han dominado en vez de tu dominarlas a ellas.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Recuerdos que vienen vestidos de olores

Olores que van suspendidos en aire y que de repente se cuelan en nosotros, y no son un simple olor, no, son algo más que un recuerdo poderoso que creímos olvidado en un parte de nosotros, pero que sigue vivo.  Por un segundo nos lleva a ese espacio tiempo al que lo asociamos. Y viene cargado de emociones, de sonrisas inconscientes y lágrimas de emoción no llamadas.

Reconócelo eres feliz, y seguro que en este momento te estas acordando de algún olor especial que nunca podrías olvidar, por ejemplo de un perfume, del olor a recién pintado, o de alguna comida, y porque no de la tierra mojada, o el frescor de la hierba, ese olor a salado del contacto de tu piel con el mar, esa clase donde pasaste tu infancia, o esa habitación, da igual lo que seas seguro que hay olores que te han transportado a otro tiempo que ya no volverá. 

Y es que con el olfato también se puede soñar despierta. 

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