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lunes, 2 de junio de 2014

Después de días nublados volvió mi rayito de luz

Once largos días sin ti... sin saber si regresarías o que aquella tarde del 21 de mayo sería la última vez que te viera, que me despidiera de ti sin saber que durante los próximos días ya no me acompañarías. Y eso es lo que me ha partido el alma en estos angustiosos días, en lo que no he parado de nombrar tu nombre, de buscarte desesperadamente, de recordarte, y de saber que ya no volverías arañar con tus manecitas la puerta de mi habitación para entrar a dormir, que ya no tendría tu ronroneo y maullidos, y todo eso me afectaba hasta el punto de llorar desconsoladamente sin entender porque te marchaste, que te había sucedido, donde y como estarías.

Los demás pueden pensar que estoy loca, que soy una loca de los gatos, pero el cariño que tú me das no me lo da nadie, tu sitio en mi corazón es irreemplazable, porque solo a ti te permito estar en esos momentos de bajón en los que necesito desparecer, eres la única que me puede hacer sonreír en esos momentos con esa carita adorable que tienes. Y si, quien tiene animales entenderá lo que voy a decir, y es que estos seres dan a veces más cariño que algunas personas. Siento más compasión por los animales que por algunas personas.

No podía resistir a perderte a ti también, ya bastante tuve con la huida de tu hermano y con la muerte de tu madre, quizás la mejor gata que haya podido tener. Y cada día lo primero que hacia al abrir los ojos, era levantarme a llamarte a buscarte porque te necesitaba conmigo aún a sabiendas que no aparecerías, pero residía una esperanza y una voz en mi interior que me decía regresara cuando menos te lo esperes. Los días iban pasando y mi razón se iba apoderando de esa esperanza de volver a verte, y poco a poco fui concienciándome que debía olvidarme de ti, que al nombrarte ya no ibas aparecer de los tejados para regresar a tu hogar. Solo me quedaban recuerdos, las últimas fotos que te había hecho a la que miraba unas cuantas veces a lo largo del día y a las que no podía mirar sin emocionarme. 

Pero todo quedo se quedó en una mala pesadilla y regresaste, desde ahí arriba tuvieron que escuchar mis plegarias, y no sabes la alegría y la emoción que sentí de saber que volvías estar en mis brazos, que volvería a colmarte de besos, de caricias y que de nuevo volverías a ser mi compañera para dormir. Gracias a dios estas viva, y por eso merece la pena que de que me despierten temprano para decirme que has regresado al sitio que te permanece al que te has visto nacer y crecer.

Prometí hacerte este pequeño homenaje dedicarte unas palabras, quizás la idea no era terminar con final feliz pero me alegro de que ahora haya sido así, de que pueda acompañarte y me acompañes más días y te colme de felicidad y cariño, no sabes cuánto te necesito Perli, mi misifú. 


Sin ti palabras como Perli, Perlita, my baby, mi misifú perderían sentido. Ya no eres recuerdos eres realidad.

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